Proyecto: El Huerto, Floren Domezain
Cliente: Grupo La Fábrica + Floren Domezain
Localización: Calle Génova 21, Madrid, España
Superficie útil: 512,00m² interior + 20m² terraza
Uso: Restaurante
Fecha inicio de obra: Julio 2023
Fecha final de obra: Noviembre 2023
Diseño: Pablo Baruc
Colaboradores: Carlota López, María José Ferreira, Rocío Curto
Fotografía: Fernando Alda
Mobiliario: Servitel, Casual, Vical, Pedrali, Novoarte
Iluminación: Marset, Aromas del Campo, Dajor, Faro BCN
Acabados: Wow, Cerámica Vives, Mortex, Osaka
Interiorismo para el restaurante El Huerto, Floren Domezáin
Proyecto de interiorismo que refleja la gastronomía y productos locales de Navarra
Uno de los últimos desafíos del estudio de arquitectura Pablo Baruc ha sido el diseño de un restaurante basado en la gastronomía navarra, arraigada al producto de la tierra, al origen y al cuidado de la variedad propia de la zona. Los valores que transmite Floren con su cocina, han querido ser reflejados en la variedad de espacios que el local permitía.
Experiencia inmersiva desde la terraza hasta el interior del restaurante
Siguiendo el recorrido natural desde el acceso, en primer lugar el cliente se encuentra con una terraza rodeada de vegetación, y equipada con mobiliario de fibra de vidrio con asientos tapizados. El restaurante nos da la bienvenida bajo la gran marquesina que ilumina y cobija una gran carpintería aperturable que destaca en la calle Génova por su espectacularidad. Gracias a las grandes dimensiones de la carpintería metálica el estudio de arquitectura Pablo Baruc consigue crear un espacio semi-abierto que amplía la sensación de terraza hacia el interior del local. Este espacio de bienvenida se recrea bajo una alfombra de material porcelánico de tesela de colores, que contrastan con la sobriedad del mobiliario negro y de madera natural con tono desgastado y ahumado. Preside el primer gran jardín de lechugas frescas, junto a la gran chimenea de acero, sobre una gran pared original de ladrillo de doble altura. El frente ha sido alicatado de forma tradicional mediante pequeñas piezas verdes que guiará hasta cubrir toda la trasbarra. Un gran mueble lleno de productos recibe a los clientes, rodeado de verduras de temporada.
La evolución del tono tierra en el restaurante La Huerta
En este proyecto de interiorismo, se ha escogido el tono de barro para el suelo, el cual se despliega con juegos geométricos desde la entrada hasta el final de los 8 metros de barra, cubriéndola con detalles de las mismas teselas de color. El tono tierra intensifica su color, tostándose hasta ennegrecer en los espacios elevados que rodean la barra, acercándonos a la cocina característica de Floren. Frente a la barra preside un espacio privilegiado desde la altura que permite disfrutar de esta gran zona de doble altura, mediante unos sinuosos bancos tallados en microcemento, acomodados por cojines de telas de hilo trenzado en tonos naturales.
La calidez en el diseño de este restaurante se transmite en los tonos de las piedras, de la madera, telas y la propia luz, indirecta, que destaca las texturas. Además de lámparas de pie, sobremesa y apliques con pantallas de lino. La iluminación led marca la irregularidad de las paredes propias y auténticas de local.
Sinfonía de texturas para revelar los encantos del local
El recorrido hacia el interior del restaurante pasa por la oscuridad matizada delante de una cocina en torno a los fuegos y el horno. El ambiente ahumado de paredes texturizadas y negras entre las que resalta el gran retrato de Floren y escaleras que nos llevan al privilegiado altillo y misterioso sótano. Los más de 500 metros de local provocan una continua sorpresa por cada esquina y quiebro que genera su entramada distribución.
Desemboca en la gran sala en torno al producto estrella, con una gran mueble con algo más de 5 metros lineales en varias alturas de lechugas verdes y frescas que resaltan sobre el tono gris y ahumado de paredes en mortero texturizado y madera natural envejecida. Una gran sala polivalente por sus largos bancos tapizados en polipiel, bajo estanterías de acero, espejos y madera. Un suelo de gran formato de terrazo aumenta la sensación de estar en un gran espacio bajo el gran pórtico de madera. Cortinas y apliques en pared condimentan la experiencia.
Finalmente en lo más fondo del local se localiza un baño unisex que quiere transmitir tranquilidad por su iluminación y uso de pocos materiales de las mismas maderas, microcemento, y alicatados crema geométricos .
La presencia continua de elementos completamente artesanales cerámicos diseñados por el estudio de arquitectura Pablo Baruc en exclusividad para este proyecto, acompañarán al cliente en todo su recorrido y experiencia por el restaurante.
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